Como parte de la celebración del Día de la Madre, damos un repaso por algunas de las mamás que han dejado huella en el baloncesto guatemalteco y que ahora comparten la pasión del deporte con sus hijos.
Blanca Rosa “Chochy” Amado
Inició el camino del baloncesto a los 16 años y su primer gran reto llegó unos meses después en el Centrobasket de 1999, celebrado en La Habana, Cuba. Este torneo fue el inicio de una larga y exitosa carrera de 17 años vistiendo los colores de la Selección Nacional de Guatemala.
Una de las grandes hazañas en su carrera fue en el Campeonato Centroamericano COCABA en 2007, allí guio a Guatemala a conseguir el oro tras vencer a Costa Rica en la final. Además, recibió cuatro premios individuales: jugadora más valiosa, máxima encestadora, máxima reboteadora y líder en robos de balón.
En los Juegos Centroamericanos y del Caribe Mayagüez 2010, quedó a un punto de empatar como la máxima encestadora de un torneo que tenía a grandes figuras de la región. “A la fecha todavía me acuerdo de una canasta que fallé sola. A nivel centroamericano y del caribe, quedar en un segundo lugar es bien importante”, recordó Amado.
Además de sus triunfos en el baloncesto guatemalteco, su carrera ha estado llena de éxitos y retos fuera del país. Chochy ha sido refuerzo en diferentes equipos en Nicaragua, República Dominicana, Costa Rica, Honduras y Argentina.
En Liga Nacional, participó y ganó dos títulos con Huehuetenango y tras un retiro de dos años por lesión, reforzó a Quetzaltenango para los últimos dos torneos.
Chochy Amado es mamá de dos hijos, José Andrés y Camila, que han crecido rodeados por el baloncesto y parecen seguir los pasos de su madre. “José Andrés ya rebota, ya tira, ya habla de clavar la pelota. Cumple 7 años a finales de mayo y ya me llega al hombro.”, nos contó Chochy.
Astrid Sierra
Desde los 10 años, formó parte de los quintetos para representar a Alta Verapaz. El destino hizo que se alejara del baloncesto por algunos años, pero luego de mudarse a Salamá y formar una familia, Astrid retomó el deporte de sus amores.
Es mamá de Diana, Jovana y Bernan Chavarría; todos han destacado en el básquetbol nacional e incluso han formado parte de diferentes procesos de selecciones nacionales.
Desde el 2014 ha sido parte de Baja Verapaz en la Primera División de la Liga Nacional, en donde ha jugado con sus dos hijas durante los últimos cuatro años. “Por eso es que sigo jugando en liga mayor. Me anima jugar con ellas y siento un gran orgullo que estemos jugando las tres juntas y representando a Baja Verapaz”, añadió Astrid.
En 2018, vivió uno de los momentos más especiales dentro de las canchas, se coronó como campeona de la Primera División de la Liga Nacional con el departamento de Baja Verapaz, lo hizo jugando de local el Final Four y al lado de sus dos hijas.
Astrid y sus hijos son un claro ejemplo de una familia que vive el baloncesto, “el deporte es vida para nosotros porque mi mamá y mis tías fueron seleccionadas nacionales también, traemos el básquetbol en la sangre. Aquí solo basket se habla”, declaró Sierra.
Mayarí Vallejo
Nació en un hogar en donde se respiraba baloncesto ya que sus padres, Dorys Cabrera y Carlos Vallejo, fueron históricos jugadores del baloncesto nacional. “Mi mamá de 40 días de tenernos, ya estaba de regreso a las canchas. Con mi hermano crecimos en el gimnasio, íbamos a los partidos y éramos la porra oficial”, expresó Mayarí.
Con el ejemplo de su mamá y de su papá, inició a jugar baloncesto desde muy pequeña y desde categorías inferiores fue parte de diferentes procesos de selecciones nacionales. En categorías juveniles consiguió múltiples medallas a nivel centroamericano y en 2004, formó parte de la Selección Nacional de Guatemala que clasificó al Torneo de las Américas Sub-18 en Mayagüez, Puerto Rico; allí se midió a las grandes potencias del continente.
A los 17 años inició su carrera como entrenadora en la academia de su mamá y a partir de entonces, no ha dejado de entrenar, lo ha hecho con categorías formativas a nivel departamental y con diferentes colegios de Guatemala.
Mayarí tiene dos hijos, Daniel de 8 años y Pablo de 6, ambos practican varios deportes, son fieles seguidores del trabajo de su madre y hasta han sido parte de los entrenamientos en los que ella dirige. “Yo los llevaba cuando estaba como entrenadora y todas mis niñas encantadas con mis hijos. La verdad es que son bastante populares en el gimnasio”, nos contó Vallejo.
Para Mayarí no hay mejor soporte que el de sus hijos mientras se desempeña en su trabajo, “es una gran motivación ver a mis hijos apoyándome tanto cuando juego, como cuando dirijo, sus porras son las más significativas para mí”, concluyó Vallejo.
Miriam Chocooj
Comenzó a jugar a los 4 años y a partir de allí representó a Alta Verapaz en diferentes categorías. La inspiración por el baloncesto vino de su familia materna, ya que varios integrantes fueron parte de la Selección Nacional de Guatemala.
Fue parte de diferentes procesos de selecciones nacionales por más de 10 años y entre sus logros, presume un nombramiento del Comité Olímpico Guatemalteco como la mejor jugadora de básquetbol de 1992.
Además, participó en varios torneos centroamericanos y en el Centrobasket de 1993 celebrado en Ponce, Puerto Rico.
Se retiró hace tres años por una lesión en la rodilla, pero antes de hacerlo, ganó con Alta Verapaz el Final Four de Maxibaloncesto de la Liga Nacional en 2016. Además, consiguió los premios de máxima encestadora y MVP en dicho torneo.
Miriam es madre de Daniel, Alexis y Marcelo Hengstenberg; quienes iniciaron desde los cuatro años en el básquetbol y han sido parte de la Selección Nacional en varias categorías.
Luego del retiro de las canchas, pasó a ser entrenadora del equipo de Alta Verapaz en la categoría sub-23 de la Liga Nacional. En este conjunto le ha tocado dirigir y ganar partidos junto a dos de sus hijos, algo que no fue sencillo al inicio, “es un poco complicado separar la confianza como mamá, pero llegó un punto en el que ellos entendieron que una cosa era la casa y la otra era la cancha y las cosas mejoraron”, nos contó Miriam.
Observar y apoyar a sus hijos desde las gradas se ha convertido en una actividad infaltable para ella, “yo me siento superorgullosa (de mis hijos), con mi esposo hemos viajado a toditos los torneos. No ha habido uno donde no hemos estado apoyándolos”.
En 2015, vivió uno de los torneos más especiales de su vida, Daniel y Alexis compartieron la duela en el Centrobasket Sub-17 en San Juan, Puerto Rico; “ese viaje representó para mí la culminación de tanto esfuerzo, fue la primera vez que vi a mis hijos integrando una selección juvenil. Fue el premio a todo lo que en familia hemos tratado de hacer”, concluyó Chocooj.
Mariela Hernández
Inició a jugar al baloncesto a los 8 años en la Escuela 15 de Septiembre en Puerto Barrios, Izabal. Durante su niñez y juventud participó en diversos campeonatos locales y representó a su departamento en diferentes ocasiones. Sus actuaciones la llevaron a formar parte de la Selección Nacional de Guatemala a principios de la década de los 90.
Durante su carrera como jugadora, se interesó por enseñar el deporte e inició a trabajar con niñas de las fincas bananeras de su departamento. Esa vocación de enseñanza también la aplicó al momento de ser madre. Mariela le mostró los fundamentos del baloncesto a sus dos hijas, Edlyn Giuliany y Melisa Giselle, apenas unos años después de su nacimiento.
Mientras les enseñaba a sus dos pequeñas en el Gimnasio Municipal Emilio Calderón Altamirano, varias amigas le pidieron que trabajara con sus hijas y llegó a formar un grupo de más de 20 niñas. Su carrera como entrenadora la llevó a ganar múltiples trofeos en categorías formativas. Actualmente es entrenadora en las escuelas de iniciación de la Asociación Departamental de Baloncesto de Izabal.
La relación de Mariela y sus hijas en el básquetbol también tuvo una etapa como compañeras de equipo, ocurrió hace un par de años con Izabal en la Primera División de la Liga Nacional, “cada tiempo vivido con mis hijas en el terreno de juego es una anécdota, es algo bonito de recordar”, concluyó Hernández.
Betsy Quan
Empezó su recorrido en el baloncesto a los 11 años a nivel escolar, en gran parte, gracias a la inspiración de su madre que practicó por mucho tiempo el deporte.
Durante su carrera, ha formado parte en diferentes equipos de la Liga Mayor Metropolitana de la Asociación Departamental de Baloncesto de Guatemala y ha representado al departamento de Guatemala en la Liga Nacional en varios torneos.
Es madre de tres hijas que han destacado en el baloncesto guatemalteco, Emily, Ashley y Ximena Rosales. “Las dos grandes (Emily y Ashley) han estado en el basket desde maternal, las hemos ido a ver con su abuelita jugar por todo el país y a varios países también. Ha sido una experiencia inolvidable ”, declaró Betsy.
Sus tres hijas han sido parte de procesos de selecciones nacionales y Betsy ha vivido cada juego al máximo, “uno vive emociones a través de ellas, en victorias y en derrotas pero lo importante es estar juntas y apoyarlas en todo”.
Uno de los encuentros más emocionantes que le ha tocado vivir desde las gradas fue la final de los Juegos Centroamericanos Managua 2017. En ese partido, Guatemala venció 64-42 a Honduras y se quedó con la medalla de oro tras 11 años de ausencia. Además, esas justas significaron la primera vez de Emily y Ashley jugando juntas con la camiseta de la Selección Nacional de Guatemala.
Dentro de la duela, uno de sus logros más especiales fue el primer lugar del Final Four de la Primera División de la Liga Nacional en 2017, lo hizo jugando para el departamento de Guatemala y compartiendo la duela con sus dos hijas mayores.
Miller Ortiz
Inició a practicar el deporte desde niña, pero participó en el baloncesto competitivo hasta los 35 años con el departamento de Huehuetenango en la categoría de maxibaloncesto en la Liga Nacional. En 8 años de carrera, consiguió tres terceros lugares y el primer lugar en 2019.
Es madre de Melany, Sharon y Yobanna Ordóñez; todas compiten en el baloncesto a nivel nacional. Melany, de 22 años, ha conseguido varios logros que enorgullecen a su madre. Uno de ellos fue en 2018, cuando consiguió el trofeo de MVP en la Primera División de la Liga Nacional.
Para Miller ha sido muy gratificante de ver a sus hijas conseguir triunfos en este deporte, “es de mucho orgullo porque las tres han destacado en el baloncesto. Ver el fruto de mis hijas me hace sentir orgullosa porque las hemos apoyado bastante”, nos expresó Ortiz.